Te dibujaré una armadura: La historia neuroatípica de otto

Mi niño pequeño no dibuja ni escribe, tampoco lo intenta. Coge el lápiz, hace una raya y con esto es bastante. Entonces le obligo a hacer sus cuadernos de caligrafía, a unir puntos, a crear formas. Se concentra, se esmera, pone interés y después vuelve corriendo a su lado de la orilla, adonde quiera que él vive, adonde no puedo hacerle compañía. ¿A dónde vas a ir mi niño pequeño con el corazón tan blanco y el alma tan rubia? Si por lo menos tuvieras espinas. Como el Principito, eres puro y vienes de una estrella, no comprendes a las personas grandes, no mides el riesgo, no te dejas interrogar y nunca olvidas una pregunta una vez que la hayas formulado. Mi principito. Que viajas por los planetas y estás buscando tu puesta de sol. Yo te dibujaré una armadura, con espada y escudo.