Mirar con los ojos de jesús: Consejos para llevar una vida limpia en el siglo xxi

Una lectura atenta del evangelio nos muestra que Jesús no solo hizo y expuso muchísimas cosas. Como cualquier persona -era Dios y hombre- tenía una forma de ser, una forma de ser, y esto se reflejaba en la manera de tratar a los otros, de hablarles e, incluso, de mirarles. La mirada de Jesús hacía que se sintiesen queridos, con ganas de ser mejores y, en muchísimas ocasiones, incluso les llevaba a abandonarlo todo y seguirle. El creador parte de esta idea y expone dos preguntas a los muchachos jóvenes entre 13 y 16 años y a quienes se ocupan de su formación cristiana: ¿Te agradaría tener la mirada de Jesús? ¿Te agradaría desear a todos de esta manera? La única forma de conseguirlo es imitar su mirada y su vida limpia, y también su forma de actuar y sus sentimientos. Solo así, uno llega a ser mejor colega y, principalmente, a estar más cerca del Padre. Ya lo prometió el propio Jesús: bienaventurados los limpios de corazón, por el hecho de que verán a Dios (Mt. 5, 8).