La sabidur’a del coraz?n: Pensar las emociones, sentir las emociones

Las emociones, los sentimientos y las pasiones dan forma a la calidad de nuestra existencia, pero no siempre somos conscientes del modo en que se expresa nuestra vida sensible. Tendemos a vivir de manera irreflexiva. ¿Qué cuidado personal nos permite cultivar la parte afectiva en beneficio de la calidad de la existencia? ¿Y de qué manera es probable alimentar afectos positivos que generan sentimientos vitales y reducir los efectos negativos que ponen en riesgo la relación con uno mismo y con los otros? Contestar a estas cuestiones significa dibujar un horizonte a cuya luz evaluemos si nuestras creencias son convenientes para una buena vida y también en qué medida lo son. Significa crear la base de la mejor vida posible. En esta perspectiva, desarrollar la capacidad de autocomprensión afectiva representa un objetivo existencial imprescindible.