La manzana de carne y hueso

Soledad vive un infierno en la vida matrimonial por el hecho de que Hermes jamás le perdonó un desliz juvenil que se saldó con una hija de otro hombre. Habiendo estado enamorados no lo ha tenido de él. A pesar de ser madre soltera la visita a diario y la propone matrimonio, pero Soledad agota todos los pluses intentando disuadirlo del compromiso y al cabo de dos años de haber nacido el bebé consigue convencerla sobre el casamiento. Pasaron por el altar como una pareja común y corriente. Mientras que Hermes, cuando salían de la iglesia, hizo para sus adentros un fatal juramento. Desde el primer día de casados él aprovecha la mínima ocasión para sacar a colación el fracaso aquel; pero su chica soporta con paciencia y amarga resignación los insultos y vejaciones físicas a que está sometida todo el tiempo: lo hace por amor a sus siete hijos. La copa que llenó el vaso en el corazón de la chica es que Hermes reveló la verdad a su hijastra. Entonces Soledad decide poner punto final a esta tormentosa relación al cabo de tres largos lustros y emigra a España en los últimos días del siglo XX. No obstante no deja de sustentar a los suyos por intermedio de Gabriela, la manzana de carne y hueso.