El alumno como invención

La infancia, los menores en general o el alumno son categorías elaboradas por los adultos en el núcleo de la cultura y de las prácticas sociales. Una vez que la educación se ha universalizado, alguien es menor en tanto que es alumno, y experimenta este papel en tanto que es visto y tratado como menor. El alumno como invención es una obra que trata de rescatar el valor del sujeto escolarizado como un referente imprescindible para proyectar, desarrollar y evaluar la calidad de la educación. J. Gimeno Sacristán rastrea, con un enfoque interdisciplinar, los rasgos más sobresalientes de la trayectoria que han seguido los menores para transformarse en escolares bajo la mirada vigilante, disciplinante, protectora y amorosa (en algunas ocasiones ruda y poco amistosa) de los adultos y, más específicamente, de los padres, madres, profesores y profesoras. Aparte de descubrir una realidad delante de la que, por su habitual comparecencia, podemos quedar insensibilizados, el creador ofrece datos y argumentos para resistir el envite de las corrientes dominantes del pensamiento, las políticas utilitarias y el academicismo que ha sacralizado los contenidos de la enseñanza, como si fuesen la sustancia misma de la cultura delante de la que deben rendirse los profanos. Cuando la preocupación por la calidad de la enseñanza inunda los discursos sobrel presente y futuro de los sistemas educativos, es preciso recordar que la calidad de la educación —que no es necesariamente lo mismo— reclama mirar y dirigirse al alumno, quien, al mejorar como persona, aprendiz y ciudadano, perfecciona a la sociedad.