Bajo el signo del vínculo: Una historia natural del apego

Los vínculos de cuidado y afecto entre los seres vivos son importantes para la supervivencia y la procreación. Pero ¿cómo funcionan? ¿Cuáles son los mensajes, señales y signos que los crean? Tanto las relaciones entre padres e hijos como la atracción entre los sexos se fundamentan en sutiles percepciones y emisiones de señales que muchas veces quedan «grabadas» para siempre en la memoria más profunda. En su inspección de los complejos mecanismos de los vínculos, Boris Cyrulnik atiende particularmente a la extensa gama de señales que fundan el vínculo con la madre, entre ellas el enigmático mecanismo de la sonrisa. Curiosamente, no es una contestación halagüeña a los esfuerzos de la mamá, sino un gesto facial provocado por una sustancia bioquímica. Esta cooperación entre señales bioquímicas y lenguaje -signos, gestos y voces- también puede observarse en la gran variedad de cuidados que no solo las madres, sino también los padres de muchísimas especies animales dispensan a sus crías. Solo entre los humanos hace falta algo más que la conducta de la paternidad biológica: la función paterna simbólica que está en la raíz de nuestra existencia como seres divulgativos. Cyrulnik contesta también a la recurrente pregunta: ¿Por qué elegí justamente a este hombre o a esta mujer? Este interrogante apunta a nuestra necesidad de inventar vínculos con «extraños» para eludir el incesto. Pero justamente en esta búsqueda de individuos «diferentes» a los familiares, se puede observar con sorpresa cuánta astucia empleamos en recrear sin pensarlo el sistema de señales que sostiene nuestros vínculos familiares. La gran riqueza de indagaciones y observaciones inéditas sobre los secretos de nuestros vínculos apasionará a licenciados en psicología, antropólogos y etólogos lo mismo que a cualquier lector que quiera entender los secretos de nuestra conducta y del complejo sistema de signos y señales que la caracterizan.