Aprendiendo en el nuevo espacio educativo superior

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Las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, aparte de pedir un razonable y preciso cambio en el ejemplo metodológico educativo, ofrece nuevos espacios para aprender: los ámbitos virtuales. Quizá resulte paradójico charlar de ámbitos virtuales. ¿Por qué? Definiendo la palabra ámbito como un espacio comprendido dentro de límites determinados, y reconociendo que llamamos virtual a cualquieralo que tiene existencia aparente y no real, la paradoja está servida. El empleo de estos términos unidos dentro de una misma frase, ámbito y virtual, no está libre de ciertas cosas contradictorias. Por un lado podemos confrontar la realidad de los ámbitos, la comparecencia física y sensible de cualquier espacio, con la irrealidad o apariencia de lo virtual. Hasta no hace mucho, cualquier proceso de Enseñanza-Aprendizaje basaba la gran mayoría de sus recursos materiales y espacios físicos utilizables en el entorno cercano, otorgando así a cualquier programación un plus de proximidad y contextualización respecto a sus educandos. Pero, ¿hasta qué punto podemos decir que lo virtual no es real? Desde luego habrá objetos virtuales inexistentes, pero no acontece así con todos. También se pueden virtualizar realidades. Y es ésa virtualización de realidades lejanas a nuestro entorno o poco asequibles la que ofrece unas posibilidades inconcebibles a los entornos educativos. ¿Y por qué no?, las apariencias virtuales (y no reales) también posibilitan multitud de tareas y actividades donde impere la creatividad y originalidad, cualidades por desgracia un tanto olvidadas en el actual Sistema Educativo. ¿Virtual = irreal? Entonces, cuando en algún capítulo se charla de alumnos virtuales, ¿existen o no?, ¿son reales o sencillamente imaginaciones nuestras? También hay capítulos dedicados a carreras virtuales…, ¿se lograrán titulaciones reales, o no servirán para después lograr un trabajo relacionado? Lógica e indudablemente, consiste en alumnos reales, y de carreras reales. Otros temas tratados en algunos capítulos: universidades virtuales, museos virtuales, aulas virtuales, entornos virtuales, comunidades de indagación virtuales, formación universitaria virtual Pero el elemento más importante de este libro no lo protagonizará la realidad o irrealidad que aportan las TIC a la Educación. El eje más importante que vertebrará la idea final de lo que aquí se exhibe incidirá en gran medida en los límites que se atribuyen a cualquier ámbito en la definición dada por la Real Academia de la Lengua Española. Una cosa hay que tener clara: si hay algo que las Tecnologías de la Información y la Comunicación han aportado a la Educación, sin lugar a dudas es la ruptura de barreras espaciotemporales. En este libro hay capítulos dedicados al E-learning, B-learning, redes para aprender, mobil learning, incluso al Telementoring. Posibilidades todas ellas que ofrecen servicios educativos en los que no es precisa la presencialidad y asistencia continua a un Centro Educativo. Y no podemo s terminar esta breve introducción a la lectura de este atrayente libro sin hacer una mención singular al obligado cambio metodológico insinuado al principio del texto. También, de qué manera no, hay algunos capítulos que nos charlan de ello: aprendizaje colaborativo, evolución histórica, nuevas tendencias, actualización de la metodología educativa, trabajo colaborativo on-line, visión prospectiva del futuro de la Educación, nuevas estrategias para aprender, escenarios educativos del Siglo XXI, tiempos de mejora, Es lógico que, como bien está diciendo frecuentemente en sus clases el genial profesor de la Facultad de Educación de Toledo Ricardo Fernández Muñoz, no podemos enseñar a las generaciones del mañana con las herramientas que conforman parte de nuestro pasado. Pero no es menos cierto que la contestación a una de sus preguntas recurrentes es simple y clara: ¿unas TIC para hacer mejor las cosas de siempre o para hacer cosas nuevas? Por supuesto, sin ningún género de duda, las TIC nos obligan a hacer cosas nuevas. O, al menos, de otra manera. Pero ése, ése es otro asunto.


Editorial: ASOCIACION CULTURAL Y CIENTÍFICA IBEROAM
Autor: DURAN MEDINA
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