Aprender a organizar el tiempo

El tiempo se ha transformado en un inconveniente para la gran mayoría de los profesionales, y con singular intensidad para los que ocupan cargos directivos. La réplica consiste, en muchísimas ocasiones, en una frenética carrera de fondo en contra de el reloj. El resultado suele ser en gran medida insatisfactorio y, además, provoca efectos secundarios en la salud personal y organizacional, acaba por afectar la vida familiar y social. Esta situación de conflicto con el tiempo, de escaso triunfo, no es la única opción alternativa. En el momento en que un dilema parece insoluble no debemos insistir en las mismas soluciones: es mejor cambiar las preguntas. Si en lugar de enfrentarse al mismo tiempo solo en términos cuantitativos (cuánto) lo hacemos también cualitativamente (qué y para qué), se abren una serie de ocasiones para llegar a un resultado razonable.