A la luz de la razón: memoria de un maestro de principios de los 60

En palabras de Miguel Beas, Antonio Correa Acosta fue una persona que ejerció como maestro y como inspector con un talante humano y con una proximidad propia de quien comprende su profesión como un servicio a los otros. A?n cuando vivía dentro de un Sistema Educativo, y era hijo de su era, supo también analizarlo de una forma crítica, aportando soluciones a los problemas que se le planteaban. Era muy sistemático, con un pensamiento abierto, muy estructurado, y así, en su Memoria, aparte de una fuente educativa que sin lugar a dudas arrojará luz a cuantos se acerquen a la Historia Escolar de la década de los sesenta del siglo pasado, hallaremos una serie de observaciones que siguen siendo muy útiles para quien ejerza una profesión de tanta responsabilidad como la de maestro. Al pasar las hojas de esta Memoria, repasamos la historia íntima de la escuela: los olores de los tinteros, lápices, libros…, rememoramos las horas tan deseadas del recreo, los días fríos e interminables del invierno, la dureza de cualquier aprendizaje, los sueños infantiles, los días de celebración, la jornada escolar, el inicio de amistades duraderas, el compañerismo… No es probable la insensibilidad delante de una fuente histórica tan rica en recuerdos y emociones.