Los misterios de la Orden del Temple

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, del Templo de Salomón, es uno de los recodos de la historia que más enigmas y secretos cobija todavía en su interior. No solamente fue la más fundamental orden de caballería medieval, sino que su magnitud, su impronta histórica se mantiene hasta hoy, setecientos años tras su terrible fin a manos de dos sátrapas: Felipe IV rey de Francia y Clemente V papa de la Iglesia católica. Los datos, las leyendas, se escurren entre nuestras manos, llevándonos de un lugar a otro, de personajes y reinos a religiones y culturas varias. Millares de libros se han escrito; científico-históricos, novelas, ensayos aproximadamente conspiranoicos… Y también en todos hallamos trazas de veras, retales de leyenda, invenciones del creador y, principalmente, una línea espacio-temporal complicado de sostener, y menos todavía de deducir y trasmitir. A pesar de ello, sí se conoce con probado fundamento que durante nueve años (número cabalístico), los también nueve templarios iniciales ejercieron como arqueólogos, excavando las entrañas del otrora más importante templo de los judíos, buscando algo que al parecer encontraron. Algo fundamental y poderoso, que haría palidecer a papas y clérigos, a obispos y nobles… y que les abriría las puertas de un estado de gracia desconocido hasta este instante, convirtiéndose en la Orden de caballería y monástica más poderosa, influyente y principalmente rica de la cristiandad. De toda la historia de la cristiandad. Federico Sánchez y Francisco Sancabal han buceado en este enigma para desterrar tópicos manidos y revelar el genuino sentido que subyace bajo los ropajes del mito más increíble de la Edad Media.