Dopamina: Cómo una molécula condiciona de quién nos enamoramos, con quién nos acostamos, a quién votamos y qué nos depara el futur

¿Por qué nos obsesionamos con las cosas que deseamos y nos aburrimos cuando las conseguimos? ¿Por qué la dependencia no es una cuestión moral? ¿Por qué el amor pasional se transforma tan con rapidez en desinterés? ¿Por qué casi todas las dietas fracasan? ¿Por qué vivimos pegados a las redes sociales? ¿Por qué algunas personas son liberales acérrimos y otras, conservadores extremos? ¿Cómo hemos conseguido mantener la esperanza, incluso en los tiempos más oscuros? La contestación reside en una simple sustancia química de nuestro cerebro: la dopamina. La dopamina es la sustancia que permitió que nuestros antecesores pervivieran. Hoy también en cambio, es la responsable de nuestro comportamiento, adicciones y del progreso humano. Es la molécula del deseo, la que controla nuestros impulsos y la que nos incita a buscar siempre nuevos estímulos. La dopamina es la causante de que un trabajador ambicioso lo sacrifique todo en pos del triunfo, o que pongamos en riesgo nuestra relación más preciada por una noche de sexo con un desconocido. Por un lado nos sirve de motivación para superarnos a nosotros mismos. Por el otro, nos lleva a arriesgarlo todo y fracasar en el intento.  Para la dopamina lo relevante es lograr algo, cualquier cosa, con tal de que sea nueva. Una vez tenemos claro el papel que juega en nuestra vida, vamos a poder comprender de una forma revolucionaria por qué nos comportamos como lo hacemos en el amor, los negocios, la política o la religión. Comprender la dopamina nos va a ayudar a predecir nuestro comportamiento. Pero también el de los otros.