100 días para definir tu rumbo 2. 0

El desafío más grande al que nos enfrentamos somos nosotros mismos. Pensar y sentir positivo es fundamental para gozar de buena salud y ser feliz, no obstante, es perecedero en el tiempo si el pensamiento no va acompañado de la acción. Actuar pensar y sentir están estrechamente relacionados; y si bien se puede actuar sin pensar, siempre estamos sintiendo al actuar. Cuando consideramos y estamos sintiendo en positivo, el resultado de nuestras acciones resulta gratificante; define nuestro rumbo. Hoy empezamos un periodo de cien días para pensar, sentir y actuar de modo correcta y definir nuestro rumbo sintiendo la realidad que nos toca vivir de modo positiva. Todo proyecto tiene una misión y una visión, y se desarrolla por medio de valores esenciales para lograr la excelencia. Incluye un objetivo general, objetivos concretos, ejes primordiales o prioridades estratégicas, plan de acción, seguimiento y evaluación. Te propongo utilizar estas jornadas para hacer un estudio de tu situación actual y un diagnóstico que te deje diseñar un plan estratégico que llene de sentido tu vida y la de las personas que la comparten al lado de ti. Son muchísimos los elementos que intervienen en la estabilidad de las personas. Estamos en un cambio de era, no en una era de cambios. Eso nos obliga a pensar fuera de la caja. Lo que parecía conveniente parece no serlo tanto. Los modelos y las prácticas que traíamos, fundamentados en tener, ahora se sustentan en el ser. Toda transformación precisa emerger desde el interior. Lo que cambiará tu rumbo verdaderamente es lo que decidas y hagas en cada «ahora». No trato de que seas feliz como resultado de la lectura de este libro, sino que alcances un estado de felicidad que te sirva de herramienta en cada instante concluyente. Descubriremos juntos día a día desde diferentes ángulos cuáles son los valores más geniales y imprescindibles de la vida. Pero serás tú mismo en última instancia quien deberá pasar a la acción. Ninguna persona puede hacerlo por ti. Por esta razón mi propuesta se fundamenta en la aplicación del modelo de plan estratégico de vida MPev-52 que se trata de cincuenta y dos principios personales orientados a consigo. No dejes que el peso de una palabra inoportuna o las consecuencias de un error perpetrado dañen tu vida para siempre. Somos polvo y al polvo volveremos, pero el impacto de nuestra comparecencia permanecerá imborrable para siempre. Te propongo como objetivo general lograr la vida sempiterna. Para lograrlo precisamos como objetivos concretos querer a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nos sumergiremos durante cien días en la aventura de descubrir los ejes importantes y el plan de acción para conseguir nuestros objetivos. Llegar a la cima no es el resultado de ser el mejor, sino de renunciar a todo cuanto nos impide avanzar y dar lo mejor de nosotros mismos. Y desde esta perspectiva construir nuestro plan de acción de cada día.